PRIMER CONGRESO FEMENINO INTERNACIONAL


Con el fin de celebrar el Centenario de la Revolución de Mayo se reunió en Buenos Aires, del 18 al 23 de mayo de 1910, el congreso organizado por la Asociación Universitarias Argentinas, presidida entonces por la doctora Petrona Eyle (a) . Cabe señalar que los trabajos preliminares comenzaron dos años antes, a cargo de una comisión que, presidida por la doctora Eyle, contó entre sus miembros a distinguidas médicas, educadoras, escritoras y activistas del movimiento feminista, entre las que se pueden mencionar a la doctora Julieta Lanteri, autora de la iniciativa de organizar el congreso de 1910 (b) y secretaria de la citada comisión. Además, Sara Justo (c), Irma Vertúa (d), Cecilia Grierson, Ada Elflein (e), Alicia Moreau (f), Fenia Cherkoff de Repetto (g), las doctoras Leonor y María Teresa Martínez Bisso, y muchas más.
La reunión, tan cuidadosamente preparada, respondía a los siguientes objetivos:

1. Establecer lazos de unión entre todas las mujeres del mundo;
2. Vincular a las mujeres de todas las posiciones sociales a un pensamiento común; la educación e instrucción femeninas, la evolución de las ideas que fortifiquen su naturaleza, eleven su pensamiento y su voluntad en beneficio de la familia, para mejoramiento de la sociedad y perfección de la raza;
3. Modificar prejuicios, tratando de mejorar la situación social de muchas mujeres, exponiendo su pensamiento y su labor para poner de manifiesto las diversas fases de la actividad femenil y establecer las causales y efectos que determinan su influencia en el hogar, su condición de obrera, profesional, etc. y las soluciones de índole general y particular que tiendan a mejorar su situación.


Estos objetivos fueron desarrollados en un amplio “Cuestionario general” en cuyos 145 puntos se abarcan capítulos de sociología, derecho, educación, ciencias y letras, artes, industrias, relacionados en particular con la mujer, la madre, el niño.
Entre los miembros honorarios, extranjeros figuraron la condesa de Pardo Bazán, Marie Curie, María Montessori, Hellen Key, entre otras mujeres célebres de la época.
El número de adherentes, entre personas e instituciones, alcanzó a 185, destacándose una numerosa delegación chilena presidida por la doctora Elicenda Parga, enviada por su gobierno, mujeres peruanas, uruguayas, acompañando a Paulina Luisi, paraguayas y de varios países europeos. Entre las entidades argentinas que adhirieron se puede mencionar: la Asociación Nacional del Profesorado, la Asociación Nacional contra la Trata de Blancas, un Centro Socialista Femenino, el Círculo Médico y Centro de Estudiantes de Medicina, la Liga de mujeres librepensadoras, el Grupo Femenino Unión y Labor, la Sociedad Protectora de Indígenas y varias sociedades análogas de Chile, Paraguay y Uruguay. Cabe destacar que los idiomas oficiales del congreso eran: castellano, francés, italiano, alemán, inglés y ruso, asegurándose la presencia de intérpretes.
Fue elegida presidenta del congreso la doctora Cecilia Grierson y secretaria general la doctora Julieta Lanteri, médica también.
La primera disertación correspondió a Ernestina López (más tarde señora de Nelson), quien en forma sucinta expuso la esencia y fines de la reunión, refiriéndose con profundidad a algunos aspectos del temario que no podemos dejar de comentar.
Después de recordar cómo desde Rivadavia la beneficencia había estado casi exclusivamente en manos de la mujer y desde Sarmiento lo era la educación infantil, entendía que el feminismo debía presentarse en forma de una “acción inteligente y bien intencionada de la mujer que, compenetrándose de su papel trascendental en la sociedad (...) intenta irradiar su influencia fuera de ella, sea contribuyendo al mejoramiento material de la sociedad, cooperando a su elevación intelectual o embelleciendo la vida por la influencia del arte (...) defendiendo el derecho del débil, o simplemente preocupándose de hacer de sí misma, un ser capaz de empuñar la vida, en lugar de un cuerpo inerte abandonado a la correntada.”
Con respecto al congreso expresó: “En su programa se ha dado cabida a todos los asuntos de interés humano y para proponerlos no se necesita estar afiliado a ninguna secta determinada, ni profesar ningún credo... No es católico, ni liberal, ni socialista, ni conservador; (...) es simplemente femenino, lo que significa que se propone exponer los intereses de la humanidad por boca de las mujeres.”
Finalmente se refirió al “espectáculo inicuo siempre de la guerra entre los pueblos..., que ha despertado en la mujer antes que en el hombre, el horror unido al vehemente deseo de concluir con ese resto de la antigua barbarie” Recordó entonces el trabajo de la austríaca Berta de Suttner titulado : “Abajo las armas” por el que se le otorgó el premio Nobel de la Paz en 1905 y a la escritora sueca Selma Lagerloff, premio Nobel de Literatura en 1909.
En las sesiones que siguieron a la inaugural se leyeron y analizaron trabajos correspondientes a las diferentes secciones: letras, artes, educación, sociología, derecho, ciencias. He aquí algunos títulos: Educación del carácter; Enseñanza de la historia; Educación mixta, laica e igual para ambos sexos; Educación física femenina, Creación de escuelas de horticultura y jardinería para mujeres, Estudios sobre niños débiles, Influencia social de la madre, La lucha social de los sexos, La mujer obrera, La prostitución, Derechos civiles y políticos femeninos, El divorcio, La mujer en la medicina, Ciencias y artes domésticas, etc. (...)
La doctora Concepción Aleixandre hizo una erudita exposición sobre la mujer en la medicina a través de la historia (...) Refiriendo que en 1882, en Francia había inscriptas en la facultad de Medicina de paría treinta alumnas, siendo 14 inglesas, 10 rusas y 6 francesas. En Bélgica y Dinamarca autorizaron asimismo ala mujer a ingresar en sus universidades en 1875; Suecia se anticipó algunos años y Alemania lo hizo después. Suiza contaba en 1870 con 17 estudiantes extranjeras en Zurich. De toda Europa, Rusia era la que tenía más médicas, en 1877 su número era de 430, entre ellas 73 judías, 19 católico- polacas y el resto cristianas ortodoxas. En España, a la fecha del congreso (1910) había solo 12 médicas. (...)

FUENTE: Argentino J. Landaburu, Alfredo G.Kohn Loncarica y Elena Pennini de Vega; “Cecilia Grierson y el primer Congreso Femenino Internacional”; en Todo es Historia, Número especial, Nº 183, Director: Félix Luna; Editor Emilio Perina, Buenos Aires. Agosto 1982.